Un día medio lluvioso, quedamos con Mar y Betu en Berga; se casaban por san Juan y querían que les hiciera las alianzas. Tenían clarísimo que los anillos tenían que transmitir la pasión que comparten por la
naturaleza, el bosque, el árbol y el corcho. De modos distintos la comparten; a Mar le gusta sentir el bosque, abrazarse a los árboles para sentirlos más cerca, sentir su energía. Betu trabaja con el corcho, con
la corteza del árbol para hacer objetos diversos. La corteza en si es un abrazo y una protección del árbol, así que les propuse que hiciéramos los anillos con corcho y después los fundiéramos con oro. Así
podrían sentir el calor del abrazo y la protección del corcho.

Los modelé con corcho, con la delicadeza que conlleva trabajar unas alianzas con este material, y después se fundieron con el oro. Así quedaron con la textura del corcho. ¿Qué os parecen?